Presentación del libro “Cartas entre dos hombres de otro siglo”, de Isaac Halegua y Pablo Troise

Lunes 27 de setiembre, hora 18

Vázquez 1461

Escritores.

Amigos:

Ante todo, yo agradezco a las Autoridades de nuestra Institución que nuestro libro –digo el libro de Halegua, el mío propio—pudiera presentarse en nuestra casa, como solía hacerse ya en los tiempos de Arias y de Porciúncula y como hoy, después de tantos Presidentes, es Patiño (un hombre que además estuvo vinculado al quehacer del Ateneo), quien nos recibe y nos presenta;

--dos áreas en las que siempre se encontraron la Historia y la Cultura del país.

Como dije aquí mismo hace unos días, sé que integramos esta Institución desde el / 73 en adelante del siglo XX.

--que antes de nosotros, en el primer local de la Avenida 18 de Julio 1195 (el viejo Círculo de la Prensa en sus épocas de forja),

--luego en el Ateneo (en los salones Rodó, Cortinas y Rusconi)

--y hoy en esta Sede de la calle Vázquez, todas las Comisiones de Cultura se ocuparon de hacer que estas jornadas, como lo imaginó Juan Carlos Mullins y como lo establece el Estatuto, son un buen signo de esta Institución.

Todo fue incorporado a sus Revistas de la primera y la segunda época.

De la Banda Oriental a la Provincia que buscaba un destino de República;

--desde la Independencia al Principismo, desde el Civismo a formas de estatismo consecutivamente democráticas,

--y desde las primeras promociones y 2 Generaciones literarias del 900 y el / 45; del siglo XIX en adelante, para que no siguieran a la zaga –como dijimos antes--, siempre próximas, la Historia y la Cultura del país.

Si no hubiera expresado lo anterior, esta presentación de un nuevo libro, como es el nuestro, en esta Institución, no tendría un sentido sustancial.

Y el sentido resulta, sin embargo, del cumplimiento de los propios Fines que se propuso nuestra Asociación (1915 en adelante, ya a 95 años de su origen), cuando tantos autores presentaron –en LAS Sedes— sus Obras editadas;

--como ocurrió con otros libros nuestros ---“Crónica de un vitral en las Españas” en el curso del año / 82---, y en OTRAS Sedes donde alguna vez Rodríguez Mallarini, Urta Melián, Pedro Montero López, Silva Uranga --no ajenos a la Historia-- se aplicaron a pulsar la Cultura del país.

Desde el / 73 en adelante (digo en mi caso personal) yo sé (y otros saben también) que hoy quedan pocos amigos, compañeros de otras épocas en las reuniones de la Asociación.

Justamente, son ellos los que sienten lo mejor y anterior de acompañarnos cuando esta tarde –junto a Isaac Halegua-- Cartas entre dos hombres de otro siglo” (calendario que apuesta al porvenir, eso que aún no existe), es una especie de puente entre dos tiempos, en alguno de los cuales la vida y la Cultura,

--la fe, la voluntad, los hombres libres, los que piensan y sienten sin que puedan olvidarse de todos los demás, son los más inmediatos testimonios nuestros en los destinos del país.

No hablaré de este libro.

La Doctora María Luisa Blengio ya ha expresado su “primera impresión” sobre estas “Cartas”.

Sí les quiero decir que a Isaac Halegua lo vine a conocer en el transcurso de los años / 60 cuando yo, que comentaba libros en las hojas del diario “EL PLATA” --entonces dirigido por Romeo Fiore y Juan Andrés Ramírez, por Ramírez y Fiore-- recibí de un rumano exiliado (era Eugen Relgis, nuestro amigo común) el primer libro de Isaac Halegua: “Diario de Roberto”.

De ahí a hoy, la tarea editorial de Halegua me llevó a escribir algunos Prólogos a sus libros, a sus Diálogos y, después, a sus Obras Filosóficas; hasta que últimamente su “Teoría de la Ciencia del Hombre” fue una especie real de teoría práctica del tiempo, del mundo y de la vida, cuando el cauce de “Imitación de los Maestros místicos” ya tenía su propia identidad.

Digo que alguna vez yo le propuse –por qué no-- comparar nuestras distintas formas de ver el mundo alrededor dentro del dinamismo que las Cartas entre hombres de dos siglos era claro que irían a tener, siempre animándonos a llamar a las cosas por su nombre, y a la Historia y Cultura por su nombre, y a la fe por su nombre, convencidos de algo nuestro: escribir con libertad.

Por alguna razón, éste es el libro.

A Halegua, a ustedes, a la Asociación, desde el año / 60 en adelante, desde el / 73 en adelante --por recibir un libro de experiencias, vivencias y vigencias personales que se asoman al mundo que tenemos y a lo que aún no existe--, muchas gracias.-

Dr. Pablo Troise.-

Montevideo, 27 / 9 / 2010.-

A 95 años de un origen. Una historia en la Historia del país”.

Conferencia del Dr. Pablo Troise.

13 de setiembre de 2010.

Vázquez 1461.

Asociación Patriótica del Uruguay.

Amigo Presidente y asociados.

Académico Aníbal Barrios Pintos, que en mis tiempos de Minas y “La Unión” --Decano de la Prensa nacional— ya cruzaba el país para acercarnos la Historia del país.

Amigos todos.

Guardo una antigua grabación radial, que junto a ustedes quiero compartir, con la voz de un amigo: Omar Porciúncula, “buen militar de espíritu civil”, como siempre sonriendo les decía a Ángel Núñez y Antúnez de Olivera, cuando todos hablábamos de Historia y al día le costaba amanecer.

Aseguro que quienes lo trataron reconocen su voz y se emocionan, porque sigue importando entre nosotros.

Y he querido empezar esta jornada con un pasaje breve que nos deja su visión de la Historia y Geografía nacional y esencial en esta Casa que “a 95 años de un origen” --1915 hasta nosotros-- nos anima a crear para creer, siempre entre sacrificios y esperanzas.

Oigan con atención de qué manera busca en los 4 puntos cardinales, sitúa en 4 puntos cardinales la Historia inconfundible del país.

De ahí que antes de tiempos y de nombres que se vuelve legítimo evocar en la historia de nuestra Institución, es lo que ahora quiero compartir, hasta que “en Sarandí nació la Patria” --como dice Porciúncula al final--, “algo” –el país--, en una Institución en medio de otras tantas, se haga oír, sea cual fuere el signo del Poder.

Decía entonces don Omar Porciúncula, y empezamos a oír la grabación:

“... Sí, porque hubo figuras y perfiles que lograron que nuestra Asociación Patriótica del Uruguay tuviera desde su fundación, 1915, una inconfundible identidad.

Ahora, la Asociación Patriótica esta también derivando hacia otra forma, otra expresión del patriotismo, es el patriotismo creador, no solamente recordando, rememorando los hechos históricos. Sino que trata de ser también actor en la contingencias que está viviendo el país, tratando de estimular ciertos valores, ciertas fuerzas, ciertos impulsos para que todo se manifieste y sea realmente positivo.

Por ejemplo, el otro día decíamos que la Asociación, en lo que es el Sesquicentenario de los hechos históricos del / 25, todo surgió promovido por nuestra Asociación, se llevó al Poder Ejecutivo y está documentado, de manera que no es algo que yo diga porque sí.

Además también nos adelantamos a la celebración del Cuarto Milenio de Montevideo, lo que hicimos conocer a la Intendencia como preocupación con mucho tiempo para que ello fuera organizado, pero a lo que voy es a otra cosa.

Nosotros pensamos que hay que unir no solamente la parte de docencia histórica sino también los hechos en lo que podría ser el desarrollo.

De ahí pues que pensamos que en el Norte del País hay una zona que es un polo de desarrollo que tiene por centro Purificación, es decir la primera Capital del país y la primera del Protectorado, pero a su alrededor está Salto Grande, están las Termas, toda la zona Termal, están las fortificaciones al lado de la Meseta de Artigas; todo eso tiene que constituir un gran polo de desarrollo en lo histórico, científico y turístico, pero también en lo moral.

Eso allá, pero de este otro lado, en esta otra esquina del país, en Maldonado, con Gorriti y sus fortificaciones, con sus luchas, con las Invasiones Inglesas, con el Cuartel de Dragones donde Artigas empezó su carrera militar, con la Torre del Vigía que en fin, estaba ahí, con la Fortaleza de Santa Teresa, con la fundación de las Ciudades de Rocha, San Carlos y Minas, que todo es obra generada ahí, en Maldonado, eso es otro polo de desarrollo.

Pero en Cerro Largo también hay otro lugar, allí, en la desembocadura del Arroyo Sarandí de Barcelo en el Río Yaguarón, allí Contuchi creó el Fuerte Borbón, que fue la última manifestación del poder español en el Río de la Plataº y ahí combatió French, que salió del Sitio de Montevideo con 700 hombres, atacó, fue rechazado, perdió una cantidad de hombres, pero allí ahora se está haciendo Talavera, y están Centurión y la Laguna Merim con sus hermosas playas de agua dulce y los canales, lo cual es todo otro polo de desarrollo.

Y por este otro lado está Colonia, que es otra maravilla.

Pero voy a citar otro caso.

Yo hace unos años fui a Babilonia para ver todas esas maravillas del mundo que eran los jardines colgantes, lo que todavía impresiona por lo que fue regenerado; pero lo que no lo ha sido decepciona por lo cual cuando uno llega ahí después de haber andado millones de kilómetros y de haber gastado muchos dólares, se decepciona al ver aquello que es trabajo de albañiles.

En cambio en Colonia, que es una pequeñez y que, según se dice, nunca fue una maravilla del mundo, ahora han hecho una maravilla y uno ahí advierte una vitalidad, una fuerza de lo que ha sido una Ciudad fabulosa, por lo cual tenemos en los cuatro rincones del país cuatro polos de desarrollo.

Acá en Colonia y en su alrededor todo lo que se está haciendo en Historia pero también en trabajo en esa zona estupenda; allá, en lo que se tiene que hacer y se está haciendo en Salto Grande.

Del otro lado, lo que se tiene que hacer y se está haciendo en Centurión, Talavera y Laguna Merim; de este otro lado, lo que se está haciendo efectivamente en Maldonado, porque ya se empezaron los trabajos para sacar a la luz todas las baterías de Gorriti y otras baterías de la costa.

Pero si todavía uno tira esas diagonales que vienen desde Cerro Largo a Colonia y desde Purificación a Maldonado, en el centro está Sarandí; hay que recuperar ese campo de batalla y dejarlo como estaba cuando allí se movieron nuestras caballerías porque fue el momento culminante de la vida histórica del país.

Bueno, eso lo tenemos que hacer en Sarandí, el Parque Militar de Sarandí, como una permanente lección de Historia porque ahí es Historia, Historia pura.

Es decir, prácticamente ahí nació la Patria”.

Pues bien, concluida esa “visión del tiempo” del que hablaba Porciúncula, agregándole todos los atributos del “lugar”, a 95 años de un origen, es decir, el de nuestra Asociación, una historia en la Historia del país –hoy, 13 de setiembre 2010-- nos anima a decir, entre Orientales, que nos hemos propuesto recordar los orígenes de esta Institución, tal vez porque la vida, el tiempo actual, nos siguen demostrando que la gente --con más que conocidas excepciones-- asiste y participa en las reuniones anuales, semanales o mensuales de los Centros de acción y de Cultura, no conociendo muchas veces “eso” que ha sido su raíz, su evolución, sus medios, sus propósitos, sus fines, pese a que existe buena voluntad.

Sin embargo se dice, y así es, que a veces --entre urgencias y demoras-- no basta con la buena voluntad para que la memoria reconstruya los orígenes de una Institución; sus conquistas y a veces sus fracasos, es decir, las pequeñas frustraciones que depara la vida en sociedad.

Tal vez por eso mismo pretendemos en el siglo XXI compartir con ustedes, amigos, pocas páginas por medio de las cuales y en las cuales, desde su fundación hasta nosotros, “algo” venga a decirnos “somos esto, tuvimos precursores ejemplares y debemos saber, nombrar, decir, después de muchos años, quién fue quién”, para sentir –ahora-- quién es quién y cuál es el camino cuando el mundo se enfrenta a una distinta realidad.

Ahora es nuestra Asociación Patriótica del Uruguay la que nos interesa revisar, conocer y compartir junto a todos ustedes, convencidos de que --desde el presente hacia el futuro--, los acontecimientos del pasado le dan sentido real y natural a aquella suma de acontecimientos sin los que no es posible hacer la historia; forjar la nueva historia y prepararnos para lo que ha de ser el porvenir y el destino de toda Institución.

Ésta en particular --fundada el 14 de setiembre de 1915, tuvo personería jurídica el día 29 de diciembre de aquel año en Montevideo, donde vino a tener su domicilio en calidad de asociación civil, aunque actuaría en toda la República.

1915; fin de la Presidencia de José Batlle y Ordóñez, junto al comienzo de la Presidencia de Feliciano Viera.

Tiempo aquél que (entre el / 11 y el / 20) dio al país los nombres y las Obras de la séptima promoción literaria uruguaya que integraron José Pedro Bellán, Adolfo Montiel Ballesteros, Carlos Sabat Ercasty, Juana de Ibarbourou, Luis Pedro Bonavita y Enrique Amorim;

--cuando en el mundo Italia entraba en la primera Guerra Mundial, moría don Francisco Giner de los Ríos, componía de Falla “El amor brujo” y publicaban Einstein su “Teoría general de la relatividad” y Max Scheler “El genio de la guerra y la guerra alemana”,

--pistas que es necesario recorrer aunque a veces nos cansen porque todo tiene que ver con todo cuando el mundo y el Continente y la región influyen en la vida variable de un país y en las Instituciones de un país.

En este caso el nuestro, el Uruguay.

Si pensamos en nuestra Asociación, cuenta su Estatuto con 14 Capítulos que informan, ordenados, su Nombre y Sede, su Finalidad,

--los caracteres propios de los Socios;

--Asambleas, Consejo Directivo,

--su Presidencia y Vicepresidencias,

--la labor propia de los Secretarios, del Tesorero y Pro-tesorero, Bibliotecario y Comisión Fiscal,

--su Patrimonio y forma de Elecciones;

--y a las Disposiciones generales se le agregan preceptos Transitorios, con lo que está diciéndose que cuenta con una infraestructura sustancial y un indudable mérito formal.

El primero de todos, es decir, el primer Estatuto proyectado y redactado por Juan Carlos Mullins –fundador ejemplar-- fue presentado a la Asamblea de esta Asociación el 23 de octubre de 1915, cuando eran Secretarios Joaquín Villegas Suárez y Héctor Luisi, lo que es justo y preciso recordar.

Estas recordaciones necesarias son las que pretendemos compartir desde la fundación en adelante; desde que en los salones de aquel Círculo de la Prensa se vino a decidir el origen de nuestra Asociación.

Después de las primeras ceremonias, después de los trabajos iniciales, de los primeros reconocimientos de los hechos históricos, después de 41 años de esperanza, vino a editarse la Revista “Artigas” en su primera época.

Entre tanto, mientras tanto, un esfuerzo artesanal, propiamente “amateur” llevó a los hombres y mujeres de nuestra Asociación a diferentes puntos del país para ver en la Banda y la Provincia lo que había dejado la Colonia que tenía un destino de República.

Del año / 15 hasta el / 56 del siglo XX todo vino a estar en aquel Número de la Revista 1 del Año I.

En diciembre –cuando la Sede estaba en la Avenida 18 de Julio 1195-- ya con otros nombres, la Presidencia del Dr. José F. Arias alentó las búsquedas, Crónicas y discursos que tuvieron como fin asomarnos a la vida, la Historia y la Cultura del país.

Y surgen los autores perdurables: don Elías Regules, Arsenio Bargo, Francisco Accinelli Gálvez, Flavio García, Homero Martínez Montero, Eustaquio Tomé, Julio Otero y Roca, Carlos Sabat Ercasty, Francisco Marcianó y Emilio Frugoni que reviven --cada uno a su modo y en su tiempo-- el 149 aniversario de la batalla de Las Piedras, el 19 de abril de 1825, el natalicio de Artigas, la ubicación en Montevideo de la casa de nacimiento del Patriarca en Ciudad Vieja, el 126 aniversario de la Jura de la Constitución, el 131 aniversario de la Declaración de la Florida, el Centenario de llegada de los restos mortales del Patriarca (viva en el cuadro de Domingo Puig),

--el primer Himno patrio, dos Maestros de nuestra Medicina (Visca y Morquio), el día 12 de octubre (descubrimiento de América y batalla de Sarandí, y en ese entonces Día Universal de la Perseverancia y Voluntad), el 31 de octubre (entonces Día Universal del Ahorro) y el Centenario de inhumación de los restos mortales del Patriarca.

Sí, porque eso es la Historia y porque no es posible que digamos que “volver a esa memoria del país nos cansa” (como suelen decir los pesimistas), sino que es justo y necesario abrirnos a esos tiempos de forja y aplicarnos a nombrar a esa gente que tenía la enorme voluntad de hacer posible la fe, desde el pasado al porvenir, eso que aún no existe.

De ahí en más, otros hombres hicieron la Revista de nuestra Asociación: Pivel Devoto, Alfredo Sackmann Sala, Alfredo Michelini, Camilo Fabini, Pedro Julio Grossi, José Murias, José Pedro Puig, Juan Carlos Sabat Pebet, Alejandro Gallinal y Alberto Boerger, reviviendo a su vez aquellas horas de la primera Asamblea Representativa Nacional, las Instrucciones del año XIII (cuando fue creada la Semana Cívica), los movimientos de los “33” Orientales, la fe de San Isidro, el tema de Uruguay en la enseñanza y la importancia del Solar de Artigas en la cosmovisión del Paraguay.

Pregunto: quién se acuerda de esos nombres.

Por qué no recordar en otro siglo a Santiago Minetti, Luis Alberto de Herrera, Mateo Marques Castro, José Gorosito Tanco, José Elorza, Juan Montaldo Martínez, Robert Woodward, Eduardo de Salterain y Herrera, Walter Baetghen, Guillermo Rodríguez,

--al escultor don Juan Manuel Ferrari, Beethoven Parallada y a Gabriel del Mazo, Embajador de la Argentina, juntos en la recordación del Grito de Asencio,

--la función de las huertas vecinales, el 25 de agosto de 1825, el 151 aniversario del Primer Cabildo Abierto y las variables de la Misión Núñez.

Cómo no recordar entre asociados atentos a la Historia del país a Ariosto Fernández, Washington Béttega, Walter Giannarelli, Juan Vicente Chiarino, José Antuña, Edgardo Ubaldo Genta, José Serrato, José Pedro Cháves, José Claudio Williman, Walter Cicalese (quien Presidiera nuestra Asociación muchos años después), y a María Luisa Castro de Ferrari, si evocaron las Jornadas Patrióticas de Educación en el esfuerzo, a Artigas en Ayuí, los encuentros al pie de la Piedra Alta, los Congresos nacionales de horticultura y las alegorías de Belloni.

Cómo olvidarnos de Velazco Ibarra, de Hermenegildo Sabat, de Carlos Gamba, Carlos Bellini Hernández, de los Dres, Caviglia y Martirené, si hablaron del 28 de febrero, de los Liceos Nocturnos, del Cincuentenario del barrio “Fraternidad”, de los Centros Mutuales y Sociales;

--si alguna vez pudieron ubicar a Sarmiento en sus propias opiniones sobre Artigas, al Río como Mar, y en nuestros territorios de ultramar al Dante con su monumento al Sur, a Alighieri en el Sur, entre nosotros, vivo con su “Comedia” en la Ciudad.

Yo sé que ustedes van a perdonar mi forma de acercarme a la Cultura y a la Historia de nuestra Asociación, pero nosotros somos lo que fuimos y lo que habrán de ser nuestras estirpes –las que vengan después--, y entenderán (digo ustedes, ahora) por qué yo los comprometo a conocer los nombres (o a recordar los nombres venerables) de Juan Vigo, Alberto Rocca, Jorge Borad, María Angélica Halty, Juan Andrés Ramírez, Jacobo Varela Acevedo, Hugo Barbagelata y Carlos Vaz Ferreira, porque a partir de nuestra Asociación y de aquella Revista se ocuparon de nuestra Biblioteca Nacional, del homenaje a los hermanos Ruiz, del fervor de José Roger Balet, de los marinos del “Alférez Cámpora” y de un amanecer Cooperativo muy próximo a la industria del país.

Sé que ustedes comparten mi intención cuando vuelvo a los nombres olvidados de Gregorio Cardozo, Julio Arís, Blanca Estavillo, Alberto Roveda, Ángel Núñez, Guillermo Stewart Vargas y Jaime Gaminara, unos y otros –cada uno según sus profesiones-- aplicados a que la Asociación nunca estuviera ajena al Hospital Maciel, a la Reforma agraria, al Reglamento de 1815 y a los criollos, los gauchos y los negros que forjaron la Historia del país.

Por sabidas razones, fueron menos, cada vez menos los historiadores que incluyó entonces la Revista “Artigas” en su primera época.

Entre tantos, Abayubá Ginzio Vieytes y Domingo Prat, los que en Ansina y el trabajo agrario –durante el curso del / 66 del siglo XX-- hicieron más creíble que en las fidelidades de Lenzina reconocieran su profundo origen los hombres que en los campos roturados se ocupan de sembrar para el país, aunque después soporten las angustias y las vicisitudes del exilio.

Digo que el año X, Número 10 de la Revista “Artigas” anunció que Arias se retiraba del quehacer de nuestra Asociación.

El mes de enero, año / 66, fue el de su propio retiro voluntario.

Un año más / 67, se publica “Artigas”, Número en el que Alfredo L. Palacios pronuncia su Discurso sobre el Prócer.

En el / 80, en nuestra Asociación –ya en su nueva Sede en los salones del Ateneo--, el día 24 de abril, en forma breve, la Maestra María Angélica Halty, trazó la vida y Obras del Dr. Arias desde el año / 2 al / 67; eran 40 y alguno más sus tiempos trabajados, y la Escuela Industrial, y los Liceos (los diurnos y Nocturnos) se sumaban a los Actos patrióticos con jóvenes que llenaban las calles, trasmitiéndonos su conducta ejemplar, el buen sentido de sus ánimos jóvenes y el gusto por la Historia y Cultura del país.

Fue así como en el curso de las épocas, un nuevo Presidente --Omar Porciúncula-- le dio a los rumbos de esta Asociación otra profundidad, otro sentido, siempre aplicado al curso de una vida que ya había cambiado en el país.

Viajes al Paraguay, Congresos múltiples en los Departamentos del país, Jornadas de trabajo y de Cultura tuvieron sitio en la segunda época de la Revista “Artigas”.

Los días jueves –siempre en el Ateneo— eran de estudio, selección y elección de los Ensayos y Crónicas que habrían de integrarse a la nueva Revista.

De ahí en más, otros fueron los nombres; entre tantos, Jorge Pelfort, Plácido Abad, Luis Casaballe Basterech, Óscar Antúnez de Olivera, Luis Régulo Roma, Rafael de Santiago, Rogelio Corbacho, don Enrique Patiño, don Raúl Montañés, José María del Rey Morató, Nelde Colo de Cabezas, Vicente Pérez Caffarena, Alcides Olivera, Aníbal Rifas Silva, Iris de López Crespo, Silvia Puentes de Oyenard, , Juan Verzi, Ofelia González, Santos Inzaurralde Rodrigo, , Anides María Pérez Deni, Laila Neffa de De la Plaza, Antolín de León, Luis Alberto Morales, José Apolinario Pérez Mendoza y Aníbal Barrios Pintos.

En las publicaciones subsiguientes, Blas Rossi Masella, Fernando Assunçao, Eduardo Dionisio Carbajal, Daniel Starico Tormo, Hyalmar Blixen, Susana Dalmao de D´Atri y Osiris Chiérico.

Entre tantos, yo, que me integrara a nuestra Asociación en el transcurso del / 73 cuando era Juez Letrado en “33”, asistí al curso del primer Congreso, digo, representando a “33”, después representando a Lavalleja cuando fui Juez Letrado en Lavalleja, donde conocí a Aníbal Barrios Pintos, escribí sobre Andrés Guacurarí, luego sobre Isidoro de María, sobre Asencio y las trágicas jornadas de Asunción del Cambay, cuando el Patriarca, ya alejándose de Mandisoví, pensaba en su destino de exiliado,

--del Paraná hacia Candelaria, ajeno, supongo, a Manorá y a Laureltí, con sus compadres en Guarambaré y uno o dos juntos en Curuguatí.

Qué debiera agregar, y esto es lo último.

Que nuestra Asociación y la Revista (que no pudo seguir apareciendo con otros Presidentes hasta hoy), aquí en su Sede propia, en calle Vázquez casi esquina Colonia, se merecen que nos unamos para hacer posible que en épocas difíciles –y no fueron fáciles otras—retomemos, de algún modo, la sólida costumbre que desde el año / 15 en adelante nos dio una inconfundible identidad.

Nos alentó a pensar en nuestra Historia, sea cual fuere el signo del Poder; del Gobierno de turno en el país.

Nos dio la idea real de compartir los tres tiempos del hombre.

Y nos impuso creer, crecer en Patria y en país.

Seguir siendo Nación entre hombres libres.

No acostumbrarnos a que todo cambie para que todo siga como está, como dijo un autor en Lampedusa, cuando vino a escribir “Il Gattopardo”.

Y hacer de cuenta que nosotros mismos –junto a Juan Carlos Mullins, nunca ausente— somos, desde el pasado, el porvenir.

Eso que aún no existe.

Al terminar, voy a pedirles algo impostergable, pese a que debí hacerlo al empezar, y es que ustedes disculpen, ME disculpen la abundancia de nombres evocados y la extensión del texto compartido; pero sé que me entienden si les digo que eso es lo que merece y lo que exige... la memoria del tiempo.

Muchas gracias.-

Dr. Pablo Troise.-

Montevideo, 13/ 9 / 2010.-


Discurso pronunciado por el Cnel. Prof. Carlos Perdomo, en el acto en homenaje al Grito de Asencio - 26/02/09

GRITO DE ASENCIO - 28 DE FEBRERO DE 1811.-
No podíamos iniciar el año, sin rememorar un acontecimiento histórico, que marcó el inicio de un proceso, que culmina a través del tiempo, con nuestra Independencia. Nos referimos al “Grito de Asencio”…Son muchos los documentos, las anécdotas las versiones que de éste acontecimiento se ha escrito, pero trataremos de extraer la esencia del mismo, sin que por ello, le restemos trascendencia
En los comienzos del siglo XIX, la expresión Banda Oriental era utilizada para denominar una zona geográfica carente de unidad política y de una estructura administrativa que la sustentara.
Vivían en ella una población heterogénea, con factores y elementos disolventes, no lográndose obtener una mínima conciencia colectiva…
Dicho territorio, que formaba parte de la Corona Española, era objeto de reiterados actos de ocupación y conquista llevada a cabo por fuerzas portuguesas.
En 1801,la ocupación de las Misiones Orientales ,extendió las posesiones lusitanas hasta la confluencia de los ríos Uruguay e Ibicuy, quedando entonces los territorios de la Corona española en la Banda Oriental ,reducidos a las jurisdicciones correspondientes a Buenos Aires y a la Gobernación de Montevideo.
Se estiman que las posesiones españolas en la Banda Oriental, contaban con una población aproximada a los 40 mil habitantes, encontrándose la mitad, en la ciudad-puerto de Montevideo, en ése entonces, en pleno desarrollo comercial, mientras que el resto de la población, ocupaba aisladamente la campaña, dedicándose fundamentalmente, a la explotación del ganado vacuno.
Es en éste entonces, que nuestro Prócer, el Gral. Artigas, se encontraba bajo las órdenes de las autoridades españolas, ayudando a don Félix De Azara, quien realizaba estudios de nuestra campaña, para hacer una división de tierras. Estas tareas junto a Félix De Azara, le proporcionarían los conocimientos que luego emplearía en su Reglamento de Tierras. Debido a su gran experiencia en las actividades de campo, fue designado Ayudante Mayor del Cuerpo de Blandengues, con la misión de combatir la delincuencia y el contrabando.
Cuando estalla la Revolución de Mayo, Artigas se adhirió a ella con entusiasmo, pero hacía ya tiempo que algunos patriotas esperaban sólo la ocasión para emanciparse de la Corona Española.
Dicha ocasión no se hizo esperar…Llegado Elío, pocos días después Artigas fue enviado con su Compañía de Blandengues a la Colonia, donde comandaba allí el Brigadier Muesas. Llegado que fue al campo de Muesas, éste lo recibió con acritud, ordenándole que acampase fuera de la ciudad. Un incidente surgido de la presunta in conducta de un soldado artiguista, lo que provocó su detención por personal de Muesas, constituyó el factor desencadenante, para que Artigas se le apersonara y tuvieran un enérgico enfrentamiento verbal, que culmina con el retiro de Artigas hacia un monte cercano al Arroyo San Juan, con su tropa, campos pertenecientes a don Teodosio De la Quintana, quien luego, por mediación del cura de Colonia Dr. Enrique Peña-amigo y confidente de Artigas-le proporcionará un baqueano, de apellido Chamorro, algunos hombres y le obsequia una tropilla de excelentes caballos.
Es así que el Capitán de Blandengues, don José Gervasio Artigas, emprende su primera marcha con el primer Ejército de la Patria, un puñado de negros lanceros, dirigiéndose en dirección al Río Negro, no sin antes anunciar a sus amigos su pronto regreso.
Cruza el Río Uruguay,l lega a Nogoyá (Entre Ríos),enviando desde allí 80 hombres a Asencio, continuando hacia Buenos Aires, donde anuncia a la Junta su presencia y el levantamiento en masa de su pueblo.
Siguiendo las órdenes de Artigas, un grupo de gauchos comandados por don Pedro Viera y don Venancio Benavides, dieron el primer “Grito de Libertad”,el 28 de febrero de 1811,a orillas del Arroyo Asencio, haciéndose eco en toda nuestra campaña, tomando en la madrugada del mismo 28,la población de Mercedes. El 20 de abril cae El Colla (hoy Rosario),y el día 23 Artigas es nombrado Jefe interino del Ejército Oriental.
El día 25 Manuel Antonio Artigas, hermano de José, toma San José, falleciendo el 24 de mayo siguiente, como consecuencia de una herida en el pie, producida en ese encuentro.
La retirada de Artigas, fue la señal de levantamiento de su Patria, y el “Grito de Asencio”,grito de libertad dado por Benavides, natural de Mercedes, con el grado de Cabo de Milicias y Pedro Viera, brasilero, capataz de estancia, conocido como “Perico el bailarín”,fueron en definitiva, los que iniciaron el proceso de libertad de la opresión española que sufrían entonces los nativos de nuestra Patria…
El próximo sábado entonces, recordaremos el 198º.aniversario de ése acontecimiento histórico, que todo oriental bien nacido no debe olvidar y si evocar, para que, a partir del sacrificio de aquello patriotas, asumamos la responsabilidad de mirar hacia delante, para construir una Patria mejor para quienes nos sucedan…
Muchas gracias…


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